jueves, 9 de octubre de 2014

Homenaje a Giuliano Gemma en el Almería Western Film Festival 2014



El sábado 11 de octubre, dentro de las actividades programadas por el Almería Western Film Festival, está previsto un homenaje a Giuliano Gemma con una charla-coloquio a cargo de Rafael de España (profesor asociado de la Universidad de Barcelona, autor de libros sobre el cine español, peplum y western mediterráneo) y de José Salcedo (productor de "Por techo, las estrellas" (Giulio Petroni, 1968). A continuación, se proyectará "Una pistola para Ringo". Todo esto en el poblado Mini-Hollywood, a partir de las 19.30 horas. ¡No se lo pierdan!


El programa completo del festival aquí: http://almeriawesternfilmfestival.es/programa.html

                                                                     




"UNA PISTOLA PARA RINGO" (Duccio Tessari, 1965)



“Una pistola. La mia vita per una pistola”

“Una pistola para Ringo” (Duccio Tessari, 1965) es un western de tono desenfadado que pone de manifiesto que se puede mantener el equilibrio drama- comedia sin caer en el desvarío que más tarde nos traerían los setenta. Puro entretenimiento, el film es la versión del héroe positivo, alegre y cuasi-festivo del peplum tessariano, ahora residente en los parajes almerienses. Irradiando, además, un espíritu aventurero burlancastiano, “Una pistola para Ringo” se convierte en alternativa más que decente de la incipiente y exitosa propuesta de Leone.


Asistimos con esta película a la primera reunión de la troupe Tessari (aunque alguno ya apareciera en “Los titanes”, caso de Giuliano y Fernando Sancho, por ejemplo). Giuliano Gemma, Lorella De Luca (esposa de Tessari en la vida real), Fernando Sancho, Nieves Navarro, Manuel Muñiz “Pajarito”, George Martin, Antonio Casas y Nazzareno Zamperla (en ocasiones sustituido algún miembro por otro como George Rigaud) coincidirán en otros films del director. Hasta el mismo Tessari se une a su equipo actoral. En la cinta que nos ocupa, como hombre de la banda de Fernando Sancho (repite además en “El retorno de Ringo” y se le puede ver también en “Kiss Kiss Bang Bang”). Aquí es el rebelde del grupo, el “metecizaña”. Una muestra más de la ironía que caracterizaba al director.


Tessari haciendo de las suyas

Un grupo de bandidos mexicanos roba un banco y en su huida, perseguidos por el sheriff (George Martin) y sus hombres, se refugian en una hacienda tomando como rehenes a los que viven allí. La hija del dueño (encarnado por Antonio Casas) es la prometida del sheriff (Lorella De Luca), así que éste, desesperado, recurre a Ringo “Cara de Ángel” (Giuliano Gemma), al que tiene preso en su oficina, para que vaya a la finca haciéndose pasar por un fugitivo.



Fernando Sancho



Cortijo de El Romeral (San José, Almería)
Pozo de los Frailes (Almería)


Giuliano Gemma inaugura su sobrenombre, con el que ya se le conocerá, Ringo Facciadangelo, Cara de Ángel. Ringo es un nombre con una tradición importante en el western (fue uno de los primeros personajes interpretados por John Wayne); por tanto Tessari homenajea al género y Giuliano hace su particular tributo al Burt Lancaster de “Veracruz” (y de los mares). La mezcla de ambos originará un nuevo arquetipo de pistolero que se caracteriza principalmente por la precisión en el disparo, pero también por sus piruetas, ya sean manuales o de cuerpo entero, y por su astucia o inteligencia (rasgos definitorios también, en su mayoría, del protagonista de “Los titanes”, el peplum que unió por vez primera a Tessari con Giuliano). 


Burt Lancaster en "Veracruz"


Ringo se convertirá, como los antecesores cowboys de los que bebe, en ídolo de los niños de su época. A esto contribuye seguramente el hecho de que sea un héroe “blanco”, es decir, sin maldad, pero pícaro, y autorizado para todos los públicos: bebe leche en vez de whisky, juega al sambori o rayuela con los niños... Su complexión atlética le ayuda. No hay más que fijarse en la escena de su llegada a la hacienda, saltando del caballo, mítica. “Es cuestión de principios”, como “Lo debo pensar” en “Arizona Colt” (y que luego el propio Tessari autoparodiará en “Kiss Kiss Bang Bang”), será frase recurrente de nuestro Cara de Ángel, sobre todo para hacer enfadar al capo de los bandidos. Esta estilización, este encumbramiento de tópicos, mitificación al fin y al cabo, entronca a Tessari con Leone, su otrora compañero de libretos y dirección.

Además de Ringo, el personaje estereotipo que hay que celebrar es el de jefe mexicano. Inmenso en su caracterización de bandido ora despiadado, ora cascarrabias, Fernando Sancho forja un personaje realmente entrañable. Con esa risa sonora, su lenguaje (en la versión italiana dice algunas palabras en castellano: “Quieto, hombre”, “Adiós”, “¡Vamos!”, “Adelante”, “Buenos días”), su acento, ese bolsón donde mete el dinero que roba al banco al principio del film y que lleva con él a todas partes... En realidad, a veces raya la caricaturización, pero, cuando sucede esto, Tessari resuelve la papeleta introduciendo escenas tensas y así alcanza enseguida el equilibrio tonal. De este modo, se puede ver indistintamente a Sancho lanzando graciosos improperios a Ringo (“Maldito hijo de la matraca”) o matando cada día a un trabajador de la hacienda para mandárselo al sheriff. Tessari no nos deja descansar. Nos hace ver con estos tejemanejes que todo, en verdad, es una farsa.



Carlos Aguilar, en su novela “Coproducción” (Ed. Valdemar, 1999), le rendirá homenaje, palpándose su esencia en el personaje de capo de los gitanos (novela recomendable para los amantes del spaghetti western, pues reconocerán muchos guiños y personajes).

Otro personaje a destacar sería el interpretado por el gran Antonio Casas. Un hombre educado, exquisito, que con sus buenos modales ablanda el corazón de la forajida Dolores (Nieves Navarro, guapísima aquí) y la “reconvierte”; la viste incluso de señora para la celebración de la Nochebuena, ante los incrédulos ojos de su hija y de los bandidos. Dolores, cansada de la rudeza con la que la trata Sancho, se siente bien con el patrón de la casa y el cariño que éste le dispensa, de manera que no le importa morir por defenderlo.



Y a todo esto lo acompaña una música insuperable, obra de Ennio Morricone. 



Tema principal cantado por Maurizio Graf: 




En definitiva, director y protagonista crean un nuevo personaje-tipo -que sólo podrá interpretar Giuliano Gemma, por su rostro amable, sonrisa eterna, por su físico de atleta y carita de ángel- que decantará la carrera western de Giuliano hacia una línea de corte clásico y familiar, en la cual estará cómodo. Y se nota. Es por eso que inconscientemente el espectador siente a sus personajes, y por consiguiente, a él, cercanos. Como diría Sancho: “El muchacho... ¡me gusta!”



Gracias infinitas a Marco Fanciulli por las fotos de rodaje, y por extensión, a... Giuliano Gemma.




domingo, 21 de septiembre de 2014

"E per tetto un cielo di stelle"/"Y por techo, las estrellas" (1968)



“Y por techo, un cielo de estrellas” es un western atípico, del director Giulio Petroni, con una pareja harto simpática, Giuliano Gemma y Mario Adorf, que después coincidirían también en "El arquero de Sherwood" (la versión giuliana de Robin Hood). Giuliano ha formado pareja similar con George Eastman ("Ben y Charlie") y con Nino Benvenuti ("Vivos o preferiblemente muertos"). En verdad, los tándems Giuliano/Adorf/Benvenuti/Eastman son los antecedentes directos del fenómeno Trinidad. Adorf sigue, o más bien establece, la estela seguida después por Benvenuti. Más chaparro y menos atlético que éste, el personaje tiene los mismos trazos de crédulo bonachón. Giuliano siempre será el pícaro tunante. El personaje de Eastman, sin embargo, será más maduro, más complejo.

Por si fueran pocas las similitudes con "Vivos o preferiblemente..." que veremos después, Giuliano lleva la misma vestimenta en "E per tetto..." que en la citada anteriormente, es decir, traje marrón chocolate y pañuelo azul. Iconografía giuliana pura y genuina.


 




















La película empieza fuerte, con un asalto a una diligencia y muerte de los pasajeros. Roger Pratt (Federico Boido) y sus hombres son los causantes. Iban buscando a Tim (Giuliano Gemma), que es quien encuentra a los muertos y los entierra con la inesperada ayuda de Harry (Mario Adorf), que casualmente pasaba por allí.



Así comienzan una amistad que les hace vivir una serie de aventuras mientras huyen de Roger Pratt. Harry es el que más pierde con la situación (¿Nino Benvenuti en "Vivos o preferiblemente..."?). Primero porque es burlado por Tim, que le hace ingresar sus ahorros en un banco falso (el dinero se lo queda Tim para invertirlo en el circo de sus amigos), y segundo porque ahora también lo persiguen a él. Además Harry ha recibido como herencia un rancho y se lo destrozan los hombres de Pratt (¿"Vivos o preferiblemente..."?).



Lo que más llama la atención del film es la aparición, exótica en un western, del mundo del circo (por otra parte tan unida a Giuliano Gemma por diversos motivos): la carpa, la sirena, el hombre salamandra...


Tiene otros momentos cómplices con el espectador como la escena en la que Tim le dice a Harry que él no lleva pistola porque no sabe disparar, "me tiemblan las manos", dice, prefiere usar el cerebro (¿"Los titanes"?). Evidentemente todos sabemos que está mintiendo como un bellaco. De hecho, luego se descubre que en realidad no dispara porque tiene su propia "marca": el tiro en la frente. Y si dispara, lo descubren. Esto lo comprobaremos en un momento cumbre de la película, claro. Se hará esperar.



Giuliano es aquí el tramposo, el liante, un poco a lo Ringo, en un ambiente en el que predomina la picaresca. Mario Adorf es el contrapunto perfecto, con su semblante ingenuo, y dejándose llevar por las astucias de su compañero, como en la escena del telégrafo en la que engañan a la gente del pueblo. Un poco caricaturizado en ocasiones: lo disfrazan de hombre salamandra o lleva una pluma colgando en el sombrero (¿Robin Hood?).



Además el film cuenta con la presencia del maestro de armas Benito Stefanelli (el contrincante de Lee Van Cleef en el duelo a caballo  en "I giorni dell'ira"), de Chris Huerta (que luego aparecerá también en "Vivos o preferiblemente muertos"), Federico Boido como malo malísimo y las bellezas Magda Konopka y Julie Menard.

Federico Boido

Giuliano con Magda Konopka

La banda sonora, formidable, es de Morricone y suele aparecer en los recopilatorios del gran compositor.


 La película está en formato fotonovela en lengua francesa.


Un film agridulce, con una música magnífica, paisajes almerienses y granadinos (Sierra de Guadix) maravillosos, y con un título tan sugerente como poético. Merece verse. Además, Giuliano se marca unos bailecitos. Da non perdere!


Escena inicial


Tráiler italiano




Giuliano Gemma presenta el film en el programa de Rita Pavone (1967)


Giuliano Gemma en la prensa europea (1966-1979)


En el inconmensurable blog MON NOME EST PERSONNE: LES IMAGES DU WESTERN SPAGHETTI encontramos unos recortes de prensa de Giuliano Gemma de 1966 a 1979 de extraordinario valor. Aquí el enlace:

http://monnomestpersonne1973.blogspot.com.es/2014/08/giuliano-gemma-revue-de-presse-1966-1979.html

viernes, 29 de agosto de 2014

Cuando yo era Ringo "Cara de Ángel"



Este es un documento valiosísimo no sólo para aquellas personas a las que les guste Giuliano Gemma,  inolvidable intérprete de Ringo, sino también para los seguidores del spaghetti western y del cine en general. Este texto, redactado por el mismo Giuliano, es un artículo que escribió para el libro "C'era una volta il western all' italiana", presentado en la Mostra sobre el western en Madonna di Campiglio, en 2001. En él se cuenta cómo era la época dorada del western europeo. No en vano él es uno de los máximos representantes. 

Érase una vez… El Western a la italiana.
Cuando yo era Ringo, Cara de Ángel

El periodo del cine italiano que comprende el género western fue muy prolífico y, gracias a Sergio Leone, que ha sido, sin duda, el padre de este afortunado filón- junto a tantos otros buenos directores, desde Tessari a Lupo, pasando por Valerii, Ferroni, Vancini y Corbucci, muchos de los cuales firmaban, se recordará, con un seudónimo inglés-, conquistó un importante espacio en el mercado nacional e internacional, espacio que permitió a nuestro cine imponerse aún más en el extranjero.
Por lo que respecta a nuestros actores, aquel género de films hacía necesario estar preparados atléticamente, saber moverse con agilidad, ser capaces también de hacer escenas espectaculares, caídas de caballo, manejar la pistola con destreza, ¡además de saber interpretar, obviamente, el papel! Y yo, que tenía un pasado de deportista, me encontré indudablemente favorecido por gozar de una buena preparación atlética.
En aquel periodo, en el cual pienso aún con simpatía y con un poco de nostalgia, he tenido la ocasión de trabajar al lado de muchos actores americanos famosos que desde pequeño admiraba en la gran pantalla.
Permanece, así, en mí un recuerdo bellísimo de aquellos años transcurridos entre golpes de puños, largas cabalgadas, obligados inevitablemente a tragar polvo y a soportar horas extenuantes en el set, pero durante las cuales nos hemos divertido mucho.
Muchos films fueron rodados en España; así tuve oportunidad de conocer muy bien la región de Andalucía y buena parte de aquel bellísimo país, rico de historia y de gente simpática, calurosa y disponible.
Reflexionando sobre los meses de trabajo, me vuelven a la mente diversas anécdotas y también algunos incidentes causados por las contínuas escenas de acción, a menudo peligrosas, que tanto apasionaban al público. Se rodaba entonces en la zona de Almería e incluso a veces se rodaban algunos westerns al mismo tiempo.
Así podíamos tener imprevistos curiosos: recuerdo una vez que un actor vino acompañado de un conductor un poco apresurado y distraído que lo llevó a otro film. El pobrecillo, desconocedor y confiado, descubrió solamente en maquillaje, cuando no reconoció a la maquilladora, ¡que lo habían llevado a un set equivocado!
Pero, si exploro más en mi memoria, son verdaderamente muchísimos los episodios inolvidables que afloran como un río que crece en mi mente, sobre todo si pienso que, de los más de cien films que he interpretado, los westerns son sólo diecisiete; que no son pocos, pero respecto al total ¡son una minoría! Sin embargo, ocupan aún un puesto de honor en mis recuerdos.
Por otra parte, imposible negarlo, me han regalado emociones verdaderamente únicas.
Entre todos, el personaje que creo haber amado más es, sin duda, Ringo. Un héroe sencillo, no un duro, en el fondo un chico que cree en la justicia y que combate para hacerla respetar, aunque en origen es un fuera de ley, pero que pronto abraza como su causa poner fin a las empresas malvadas de un grupo de bandidos despiadados. ¡Y así se convierte en un verdadero héroe!
Este film, además, que en la época- era 1965- ingresó la cifra de más de dos mil millones, me dio la fama internacional. Con Duccio Tessari era una verdadera diversión trabajar: gracioso, irónico, pero atento y seguro de sí mismo, no erraba en un enfoque, un corte; pretendía mucho de los actores, pero lo pedía siempre con una sonrisa en los labios.
Ringo entusiasmó al público y a menudo, por la calle, la gente, cuando me reconocía, me llamaba por aquel nombre, es decir, ¡que me había convertido en casi uno de la familia para muchos!
El año siguiente, con una continuación ideal, es decir, “El retorno de Ringo”, una especie de trasposición de La Odisea hecha por Duccio Tessari con mucha ironía y garbo, me fue verdaderamente fácil ponerme aquella ropa nuevamente, que sentía como mía, y me divertí volviendo a interpretar a aquel héroe solitario, bueno y honesto, que volvía a casa vestido de vagabundo después de haber combatido en la Guerra de Secesión, para liberar de los enemigos a su pueblo.
Pero confieso que en todos los personajes que he interpretado de aquel filón, he intentado encontrar algo que me perteneciese, que me gustase; una faceta, una actitud muchas veces irónica, para hacer un guiño de ojos al público.
De nuevo un episodio divertido ocurrió cuando rodé con Tessari “Vivos o preferiblemente muertos”, película que significó el debut en la pantalla de mi amigo fraterno Nino Benvenuti. El maestro de armas Neno Zamperla, otro viejo amigo, y yo nos encontramos con tener que enseñar a “utilizar los puños” de manera cinematográfica al campeón del mundo de boxeo, haciéndole entender que sus golpes eran demasiado cercanos y veloces y por eso no rendían en el cine. Y él, como persona inteligente que es, se puso enseguida a disposición ¡para aprender a dar puñetazos de broma!
Aquellos films, no sólo los míos, fueron grandes éxitos y marcaron una época. Me gustaba saber que podía divertir a los jóvenes que los iban a ver y hacer soñar, quizás, a los más pequeños, que en sus juegos a menudo utilizaban nuestros nombres de ficción.
En aquellos tiempos, nuestros westerns eran bastante despreciados por la crítica y por buena parte del cine intelectual, sin tener en cuenta el dinero que el género producía y de las grandes ventas al extranjero. Sin pensar además que no era fácil rodar aquellas películas; era necesaria una gran habilidad y profesionalidad por parte de todos, una gran unión.
Recientemente Tonino Valerii me ha dicho que “El día de la ira”, otra película que llevo en el corazón, también por los momentos pasados en el set con Lee Van Cleef, gustaba muchísimo en América. Tanto, que hace pocos años contactaron con él para que les cediera los derechos, pues querían hacer un remake.
Una gran satisfacción para nosotros, que tanto hemos aprendido y también un poco envidiado ¡precisamente a los americanos!
A veces me sucede que reviso mis westerns, transmitidos por enésima vez por televisión, y me sorprende cómo no se resienten del paso del tiempo, cómo están aún frescos, agradables y actuales, como si no hubieran (¡afortunados ellos!) envejecido, y esto está demostrado por el numeroso público que los ve y los ama. Como confirmación de esto, además, están las cartas o los emails que recibo de jóvenes y jovencísimos de todo el mundo todavía conquistados por aquellas, viejas ya, películas mías.
Significa verdaderamente, y esto sólo puede agradar, que despiertan aún emociones, divierten y apasionan, dejando una marca tangible en la historia del cine de acción.
Hoy, con la distancia del tiempo, creo que nuestro género ha tenido justicia, ha sido revalorado y revisado más objetivamente, dándole un valor legítimo.
Y esto no puede más que complacerme.


Giuliano Gemma, Ringo.