Giuliano Gemma recibe el Premio al Mejor Actor, de manos de la actriz italiana Gina Lollobrigida, en la edición de 1979 del Montreal Film Festival por su cuidada interpretación de Vito Gargano en "Corleone" (Pasquale Squitieri). Enlazamos la página oficial del festival donde se pueden ver más fotos del evento y en las que Giuliano aparece también acompañando a su gran amigo Sergio Leone, entre otros:
Dejamos el enlace de la magnífica "MON NOM EST PERSONNE: LES IMAGES DU WESTERN SPAGHETTI", ya que nos regala estupendo material gráfico del film "También los ángeles comen judías" (E. B. Clucher, 1973).
“Arizona Colt”
(1966) es el primer western que rodaron juntos Giuliano Gemma y el director
siciliano Michele Lupo. Antes habían coincidido, en la época peplumita, en
“Maciste, l’eroe più grande del mondo” (1963), y después rodarían unos cuantos
films más, a saber, “”Ben y Charlie” (1972), “Un hombre a respetar” (1972),
“Africa Express” (1974) y “California” (1977).
TRÁILER
El bandido Gordon
Watch (Fernando Sancho) libera a unos presos con la intención de reclutarlos en
su panda. Todos aceptan menos Arizona Colt, que es un pistolero que va por
libre. Según él, “lo debe pensar”. Esto enfurece a Gordon, que trata de matarlo
sin ningún éxito. Mientras Arizona aparece y desaparece mortificando los planes
de Gordon, éste pretende robar un banco en Blackstone City. Uno de sus hombres
(Nello Pazzafini) mata a la hija del dueño de un saloon (Rosalba Neri) porque
ésta le descubre accidentalmente la marca de la banda grabada en un brazo. El
padre de ella (Andrea Bosic) contrata a Arizona para que encuentre al asesino
de su hija a cambio de 500 dólares y de una concesión un tanto especial: pasar
una noche con su otra hija (Corinne Marchand).
Giuliano Gemma en
el esplendor de su carrera westerniana, en plena forma física (saltos varios
a/desde tejados, piruetas en el caballo, volteos de revólver) encarna su
personaje tipo; el caradura solitario, fanfarrón, alegre y simpático. La
picardía o ingenio que lo guía sigue la estela de aquel jovencito saltimbanqui
de “Arrivano i titani” (Duccio Tessari, 1961) que destacaba entre sus hermanos
los titanes por la inteligencia más que por la fuerza, aunque Arizona Colt
también arree puñetazos (el personaje evoluciona). Como ya hiciera Ringo Cara de Ángel, hermano de estos dos, Arizona
torea al jefe mexicano, que también es interpretado por Fernando Sancho, y
tiene su frasecita estelar. Ringo, “es cuestión de principios”; Arizona, “lo
debo pensar”.
Arizona también
se caracteriza por la elegancia en el vestir. Va como un pincel, de azul marino
y chaleco blanco estampado, cuida su imagen, y monta un caballo algo peculiar,
blanco con manchas marrones. En suma, tiene estilo propio.
No había mejor
actor para interpretar al capo de los bandidos que Fernando Sancho. Aparte de
la complicidad en el careo protagonista/antagonista, ya visto en “Una pistola
para Ringo”, Fernando como mexicano gruñón, cruel y mezquino es simplemente
insuperable. También tiene su personalidad. Posee un reloj de cadena cuya
música suena como el tema principal de la película (un detalle muy acertado).
La anécdota que cuenta Gordon sobre cómo heredó el reloj de su padre es una
muestra más de su perversidad. Toma de su antecesor (su personaje de jefe de la
banda en “Una pistola para Ringo”) el vocabulario (“¡Vamos!”, “¡Adiós!”) en español,
que destaca sobre todo si se ve la película en versión original, en italiano;
pero resulta más serio (suponemos que por Michele Lupo) que el de la película
de Tessari, que está rozando la parodia.
Otro dato a tener
en cuenta es el encuentro de Arizona con Gordon cuando el primero se presenta
ante él y sus hombres para negociar la cabeza de Klay (Pazzafini). La escena
recuerda a cuando Ted Barnett (Giuliano en “Los largos días de la venganza”,
Florestano Vancini, 1967) intenta mercadear, también él solo, con el bandido
mexicano de turno y toda su panda. En las dos ocasiones terminan atizándole.
Recordemos que “Los largos días de la venganza” lleva somo subtítulo Facciadangelo (Cara de Ángel). Posiblemente
de esa película se iba a encargar Duccio Tessari, lo que cuadraría con que el
jefe de los mexicans en “Los
largos...” actúe de manera parecida y tenga un físico semejante a Fernando Sancho, aunque sin la gracia de
éste.
Como se ha visto
más arriba, Nello Pazzafini, habitual secundario en los westerns hispano-italianos,
tiene un papel importante en la trama. Asimismo, podemos disfrutar de la
presencia del entrañable Roberto Camardiel, que aparecería también en la
secuela “Arizona Colt Returns” (Sergio Martino, 1970) con el mismo papel de
Doble Whisky, y acompañando ya no a Giuliano Gemma, sino a Anthony Steffen; de
la bella Rosalba Neri (que participaría también en la mentada secuela), José
Manuel Martín, otro rostro conocido del eurowestern, Andrea Bosic y la francesa
(y algo gélida) Corinne Marchand, la protagonista femenina.
Giuliano Gemma con Nello Pazzafini
Giuliano con Corinne Marchand
Momentos a
recordar del film serían el salto acróbata de Giuliano desde un árbol, la banda
mexicana en tropel galopando por las gargantas de Almería, que es un
espectáculo, y el duelo final entre ataúdes de Arizona y Gordon.
El guión es de Ernesto
Gastaldi (“I giorni dell’ira) y de Luciano Martino y la música, otro elemento
fundamental de la película, es de Francesco De Masi, notable compositor del
West europeo. El tema principal está cantado por Raoul. La banda sonora, en
general, es dulce y melodiosa, francamente bella.
De los westerns sesenteros de Giuliano,
éste es uno de los mejores. Y aquí no vale el “lo debo pensar”…
El sábado 11 de octubre, dentro de las actividades programadas por el Almería Western Film Festival, está previsto un homenaje a Giuliano Gemma con una charla-coloquio a cargo de Rafael de España (profesor asociado de la Universidad de Barcelona, autor de libros sobre el cine español, peplum y western mediterráneo) y de José Salcedo (productor de "Por techo, las estrellas" (Giulio Petroni, 1968). A continuación, se proyectará "Una pistola para Ringo". Todo esto en el poblado Mini-Hollywood, a partir de las 19.30 horas. ¡No se lo pierdan!
“Una pistola para
Ringo” (Duccio Tessari, 1965) es un western de tono desenfadado que pone de
manifiesto que se puede mantener el equilibrio drama- comedia sin caer en el desvarío
que más tarde nos traerían los setenta. Puro entretenimiento, el film es la
versión del héroe positivo, alegre y cuasi-festivo del peplum tessariano, ahora
residente en los parajes almerienses. Irradiando, además, un espíritu aventurero
burlancastiano, “Una pistola para
Ringo” se convierte en alternativa más que decente de la incipiente y exitosa
propuesta de Leone.
Asistimos con
esta película a la primera reunión de la troupe
Tessari (aunque alguno ya apareciera en “Los titanes”, caso de Giuliano y
Fernando Sancho, por ejemplo). Giuliano Gemma, Lorella De Luca (esposa de
Tessari en la vida real), Fernando Sancho, Nieves Navarro, Manuel Muñiz
“Pajarito”, George Martin, Antonio Casas y Nazzareno Zamperla (en ocasiones
sustituido algún miembro por otro como George Rigaud) coincidirán en otros
films del director. Hasta el mismo Tessari se une a su equipo actoral. En la
cinta que nos ocupa, como hombre de la banda de Fernando Sancho (repite además
en “El retorno de Ringo” y se le puede ver también en “Kiss Kiss Bang Bang”). Aquí
es el rebelde del grupo, el “metecizaña”. Una muestra más de la ironía que
caracterizaba al director.
Tessari haciendo de las suyas
Un grupo de
bandidos mexicanos roba un banco y en su huida, perseguidos por el sheriff (George
Martin) y sus hombres, se refugian en una hacienda tomando como rehenes a los
que viven allí. La hija del dueño (encarnado por Antonio Casas) es la prometida
del sheriff (Lorella De Luca), así que éste, desesperado, recurre a Ringo “Cara
de Ángel” (Giuliano Gemma), al que tiene preso en su oficina, para que vaya a
la finca haciéndose pasar por un fugitivo.
Fernando Sancho
Cortijo de El Romeral (San José, Almería)
Pozo de los Frailes (Almería)
Giuliano Gemma inaugura
su sobrenombre, con el que ya se le conocerá, Ringo Facciadangelo, Cara de Ángel. Ringo es un nombre con
una tradición importante en el western (fue uno de los primeros personajes
interpretados por John Wayne); por tanto Tessari homenajea al género y Giuliano
hace su particular tributo al Burt Lancaster de “Veracruz” (y de los mares). La
mezcla de ambos originará un nuevo arquetipo de pistolero que se caracteriza
principalmente por la precisión en el disparo, pero también por sus piruetas,
ya sean manuales o de cuerpo entero, y por su astucia o inteligencia (rasgos
definitorios también, en su mayoría, del protagonista de “Los titanes”, el
peplum que unió por vez primera a Tessari con Giuliano).
Burt Lancaster en "Veracruz"
Ringo se convertirá,
como los antecesores cowboys de los que bebe, en ídolo de los niños de su época.
A esto contribuye seguramente el hecho de que sea un héroe “blanco”, es decir,
sin maldad, pero pícaro, y autorizado para todos los públicos: bebe leche en vez
de whisky, juega al sambori o rayuela con los niños... Su complexión atlética
le ayuda. No hay más que fijarse en la escena de su llegada a la hacienda,
saltando del caballo, mítica. “Es cuestión de principios”, como “Lo debo
pensar” en “Arizona Colt” (y que luego el propio Tessari autoparodiará en “Kiss
Kiss Bang Bang”), será frase recurrente de nuestro Cara de Ángel, sobre todo para hacer enfadar al capo de los
bandidos. Esta estilización, este encumbramiento de tópicos, mitificación al
fin y al cabo, entronca a Tessari con Leone, su otrora compañero de libretos y
dirección.
Además de Ringo,
el personaje estereotipo que hay que celebrar es el de jefe mexicano. Inmenso en
su caracterización de bandido ora despiadado, ora cascarrabias, Fernando Sancho
forja un personaje realmente entrañable. Con esa risa sonora, su lenguaje (en
la versión italiana dice algunas palabras en castellano: “Quieto, hombre”,
“Adiós”, “¡Vamos!”, “Adelante”, “Buenos días”), su acento, ese bolsón donde
mete el dinero que roba al banco al principio del film y que lleva con él a
todas partes... En realidad, a veces raya la caricaturización, pero, cuando
sucede esto, Tessari resuelve la papeleta introduciendo escenas tensas y así
alcanza enseguida el equilibrio tonal. De este modo, se puede ver
indistintamente a Sancho lanzando graciosos improperios a Ringo (“Maldito hijo
de la matraca”) o matando cada día a un trabajador de la hacienda para
mandárselo al sheriff. Tessari no nos deja descansar. Nos hace ver con estos
tejemanejes que todo, en verdad, es una farsa.
Carlos Aguilar,
en su novela “Coproducción” (Ed. Valdemar, 1999), le rendirá homenaje,
palpándose su esencia en el personaje de capo de los gitanos (novela
recomendable para los amantes del spaghetti western, pues reconocerán muchos
guiños y personajes).
Otro personaje a
destacar sería el interpretado por el gran Antonio Casas. Un hombre educado,
exquisito, que con sus buenos modales ablanda el corazón de la forajida Dolores
(Nieves Navarro, guapísima aquí) y la “reconvierte”; la viste incluso de señora
para la celebración de la Nochebuena, ante los incrédulos ojos de su hija y de
los bandidos. Dolores, cansada de la rudeza con la que la trata Sancho, se
siente bien con el patrón de la casa y el cariño que éste le dispensa, de
manera que no le importa morir por defenderlo.
Y a todo esto lo
acompaña una música insuperable, obra de Ennio Morricone.
Tema principal cantado por Maurizio Graf:
En definitiva, director y
protagonista crean un nuevo personaje-tipo -que sólo podrá interpretar Giuliano
Gemma, por su rostro amable, sonrisa eterna, por su físico de atleta y carita
de ángel- que decantará la carrera western de Giuliano hacia una línea de corte
clásico y familiar, en la cual estará cómodo. Y se nota. Es por eso que
inconscientemente el espectador siente a sus personajes, y por consiguiente, a
él, cercanos. Como diría Sancho: “El muchacho... ¡me gusta!”
Gracias infinitas a Marco Fanciulli por las fotos de rodaje, y por extensión, a... Giuliano Gemma.
“Y por techo, un cielo de
estrellas” es un western atípico, del director Giulio Petroni, con una pareja
harto simpática, Giuliano Gemma y Mario Adorf, que después coincidirían también
en "El arquero de Sherwood" (la versión giuliana de Robin Hood). Giuliano ha formado pareja similar con
George Eastman ("Ben y Charlie") y con Nino Benvenuti ("Vivos o
preferiblemente muertos"). En verdad, los tándems
Giuliano/Adorf/Benvenuti/Eastman son los antecedentes directos del fenómeno Trinidad.
Adorf sigue, o más bien establece, la estela seguida después por Benvenuti. Más
chaparro y menos atlético que éste, el personaje tiene los mismos trazos de
crédulo bonachón. Giuliano siempre será el pícaro tunante. El personaje de
Eastman, sin embargo, será más maduro, más complejo.
Por si fueran pocas las
similitudes con "Vivos o preferiblemente..." que
veremos después, Giuliano lleva la misma vestimenta en "E per
tetto..." que en la citada anteriormente, es decir, traje marrón chocolate
y pañuelo azul. Iconografía giuliana
pura y genuina.
La película
empieza fuerte, con un asalto a una diligencia y muerte de los pasajeros. Roger
Pratt (Federico Boido) y sus hombres son los causantes. Iban buscando a Tim
(Giuliano Gemma), que es quien encuentra a los muertos y los entierra con la
inesperada ayuda de Harry (Mario Adorf), que casualmente pasaba por allí.
Así comienzan
una amistad que les hace vivir una serie de aventuras mientras huyen de Roger
Pratt. Harry es el que más pierde con la situación (¿Nino Benvenuti en
"Vivos o preferiblemente..."?). Primero porque es burlado por Tim,
que le hace ingresar sus ahorros en un banco falso (el dinero se lo queda Tim
para invertirlo en el circo de sus amigos), y segundo porque ahora también lo
persiguen a él. Además Harry ha recibido como herencia un rancho y se lo
destrozan los hombres de Pratt (¿"Vivos o preferiblemente..."?).
Lo que más llama la atención del film es la aparición,
exótica en un western, del mundo del circo (por otra parte tan unida a Giuliano
Gemma por diversos motivos): la carpa, la sirena, el hombre salamandra...
Tiene otros momentos
cómplices con el espectador como la escena en la que Tim le dice a Harry que él
no lleva pistola porque no sabe disparar, "me tiemblan las manos",
dice, prefiere usar el cerebro (¿"Los titanes"?). Evidentemente todos
sabemos que está mintiendo como un bellaco. De hecho, luego se descubre que en
realidad no dispara porque tiene su propia "marca": el tiro en la
frente. Y si dispara, lo descubren. Esto lo comprobaremos en un
momento cumbre de la película, claro. Se hará esperar.
Giuliano es aquí el tramposo,
el liante, un poco a lo Ringo, en un ambiente en el que predomina la picaresca.
Mario Adorf es el contrapunto perfecto, con su semblante ingenuo, y dejándose
llevar por las astucias de su compañero, como en la escena del telégrafo
en la que engañan a la gente del pueblo. Un poco caricaturizado en ocasiones:
lo disfrazan de hombre salamandra o lleva una pluma colgando en el
sombrero (¿Robin Hood?).
Además el film cuenta con la presencia del maestro de
armas Benito Stefanelli (el contrincante de Lee Van Cleef en el duelo a
caballo en "I giorni dell'ira"), de Chris Huerta (que luego
aparecerá también en "Vivos o preferiblemente
muertos"), Federico Boido como malo malísimo y las bellezas
Magda Konopka y Julie Menard.
Federico Boido
Giuliano con Magda Konopka
La banda sonora,
formidable, es de Morricone y suele aparecer en los recopilatorios del gran
compositor.
La
película está en formato fotonovela en lengua francesa.
Un film
agridulce, con una música magnífica, paisajes almerienses y granadinos (Sierra de Guadix) maravillosos, y con
un título tan sugerente como poético. Merece verse. Además, Giuliano se marca
unos bailecitos. Da non perdere!
Escena inicial
Tráiler italiano
Giuliano Gemma presenta el film en el programa de Rita Pavone (1967)