domingo, 22 de marzo de 2020

ADIÓS A NAZZARENO "NENO" ZAMPERLA, GRAN MAESTRO DE ARMAS DEL CINE ITALIANO



Este jueves, 19 de marzo, nos dejaba a los 82 años Nazzareno Zamperla, uno de los maestros de armas, acróbata y especialista más importantes de Italia. Es una de las figuras crecidas a la sombra de las estrellas de Cinecittà, un obrero del cine que contaba con más de ciento veinte producciones en su filmografía en las que ejercía tanto de actor de reparto, como de especialista o coordinación de acción y maestro de armas.

Neno Zamperla y Alberto Dell'Acqua saltando en La colina de las botas (1969)

Sus inicios son tan brillantes como su profesionalidad en el oficio (él contaba que antes de rodar, en casa, entrenaba la coreografía de acción con Giuliano Gemma cuando participaba en las películas de éste, algo que ocurría con mucha frecuencia). Aprendió su mester del, como él mismo llamaba, “el mejor maestro del cine americano que podía tener”, Yakima Canutt, el doble de John Wayne y, efectivamente, una de las referencias absolutas en el arte de los stuntmen o especialistas de cine. Aprovechó sus dotes acrobáticas circenses, aprendidas en el circo de su familia, el Circo Zamperla, para introducirse en el cine, como, por otra parte, ya había hecho su padre y después haría también su hermano Rinaldo. El actor Frank Latimore lo vio en su carpa y decidió que fuera su doble en El capitán Fantasma (Primo Zeglio, 1953), filme debut de nuestro Neno como especialista. Tenía 16 años.
Bajo la batuta de Aurelio Musumeci Greco comenzó su aprendizaje haciendo sus primeros pinitos en Cinecittà con la película Helena de Troya (Robert Wise, 1954). En ese rodaje se produjo su encuentro con Canutt, que le enseñó las peleas a puñetazos y las caídas cinematográficas a este muchacho de circo. La pista circense de su familia atrajo también al director  Federico Fellini, nada menos, que solicitó al joven Zamperla para su película La strada (1954), apropiándose también de su apellido para llamar a su personaje principal, interpretado por Anthony Quinn, Zampanò. Con Fellini repetirá más tarde en Fellini Satyricon (1969). 
 
                      Neno Zamperla, con la cara pintada de blanco, junto a Giulietta Massina en La strada (Federico Fellini, 1954)


















Su travesía por el género de aventuras, el péplum, el wéstern y el policiaco sucede paralela a la de otros compañeros italianos de la época como Franco Fantasia, Salvatore Borgese, los hermanos Dell’Acqua, Livio Lorenzon, Giovanni Pazzafini o Alfio Caltabiano con películas como Ulises (1954), Hércules y la reina de Lidia (1959), Ben-Hur (1959), Morgan el pirata (1960), Barrabás (1961), Sodoma y Gomorra (1962), Sandokan, el Magnífico (1963), Una pistola para Ringo (1965), Un dólar agujereado (1965), Arizona Colt (1966), Vivos o preferiblemente muertos (1969), La colina de las botas (1969), El arquero de Sherwood (1971), Les llamaban y les llaman dos sinvergüenzas (1972), Un hombre a respetar (1972) donde volvería a coincidir con Kirk Douglas después de Ulises, Tony Arzenta (1973), El ciudadano se rebela (1974), El blanco, el amarillo y el negro (1974), Los locos del oro negro (1975), La fuerza del silencio (1977), California (1977), Corleone (1978), Silla de plata (1978), Tex y el señor de los abismos (1985), La isla de las cabezas cortadas (1995),  Más fuerte que su destino (1998) o Druidas (2001). En todas ellas ejercía de especialista, maestro de armas o ambas cosas. En muchas también era actor de reparto. Solo como actor también lo vemos en Los siete espartanos (1962), del español Pedro Lazaga, donde aparece acreditado como Tony Zamperla, Siete pistolas para los MacGregor (1966) y su secuela Siete mujeres para los MacGregor (1967), con el nombre de Nick Anderson, Los cuatro de Fort Apache (1973) o Banana Joe (1982), entre tantas otras.


Neno Zamperla, el primero a la izquierda, en un descanso del filme Sandokan (Umberto Lenzi, 1963), con Steve Reeves como protagonista.
Zamperla, el segunda por la izquierda en El Zorro y los tres mosqueteros (1963), con Gordon Scott
Con Giuliano Gemma y Fernando Sancho en Una pistola para Ringo (Duccio Tessari, 1965)
Entre Robert Woods y Manuel Zarzo en Siete pistolas para los MacGregor (Franco Giraldi, 1966)

Zamperla, el segundo por la izquierda, junto a Alberto Dell'Acqua, con Bud Spencer y Terence Hill en La colina de las botas

Nino Benvenuti ensayando golpes con Neno Zamperla en el set de Vivos o preferiblemente muertos (1969)
Imagen tomada de la pág. MON NOM EST PERSONNE. LES IMAGES DU WESTERN SPAGHETTI

Con Franco Nero en Los locos del oro negro (Enzo G. Castellari, 1975)

En algunas  series como El capitán Maffei (1985-1986), emitida en España, o Rally (1989), también trabajaría con Giuliano Gemma organizando las escenas de acción. De entre sus filmes con Gemma tenía especial cariño por Un dólar agujereado (Giorgio Ferroni, 1965), donde interpretaba al hermano del protagonista. 

Neno Zamperla con Giuliano Gemma en Un dólar agujereado
Imagen tomada de la pág. MON NOM EST PERSONNE. LES IMAGES DU WESTERN SPAGHETTI

Escena de acción entre Gemma y Zamperla en Un dólar agujereado
Imagen tomada de la pág. MON NOM EST PERSONNE. LES IMAGES DU WESTERN SPAGHETTI

De todos estos títulos se aprecia claramente su vinculación con España a través de sus filmes con Giuliano Gemma o Duccio Tessari, pero también sin ellos. Como el propio Neno Zamperla decía: “He pasado media juventud en España”.
Giuliano Gemma lo reclamaba siempre que podía en sus películas, no solo por amistad, también, en su línea de búsqueda de la perfección y exigencia propias del actor romano, porque quería a su lado alguien de confianza que le “obligara” a hacer las cosas a un alto nivel, lo mejor que pudiera. Neno contaba que Giuliano Gemma pensaba que su amigo conocía sus posibilidades más que él mismo.
Un poco desencantado con la dinámica del cine actual, Zamperla se retira poco a poco dejando su puesto a sus hijos, que también son stuntmen, David y Mirko.
La que escribe les puede decir que este hombre custodiaba un anecdotario cinematográfico sustanciosísimo por su conocimiento del medio y, sobre todo, por su trabajo incansable, también a nivel internacional. Además de profesional, en el plano personal era muy generoso y ayudaba en lo que podía incluso sin pedírselo. Doy fe de ello. Es curioso que, mientras entrevistaba a la gente de Almería para el libro Giuliano Gemma: Una tierra, una espada y una pistola (Dilatando Mentes, 2019), todos le mencionaban y tenían cariñosas palabras para el bueno de Neno. Él los recordaba a todos y hablaba afectuosamente de El Moreno y El Rubio, los especialistas gitanos, de Diego Fernández y de Curro, el taxista de su flota, de Álvaro de Luna, del Niño Leone y el niño del poblado, Diego Rodríguez, del frío y del calor que hacía en La Calahorra, de los caballos, de Paco Ardura, de lo simpática que era la gente con la que trabajaba (“éramos como una familia”, decía), de Almería, Madrid, Barcelona...
Buen viaje, Neno. Seguro que cuando hayas llegado al aeropuerto del Más Allá, tus amigos Curro, el taxista almeriense de las estrellas, a quien tantas bromas hacías, y Giuliano Gemma, tu caro amico, te habrán recogido entre sonrisas y abrazos.



FILMOGRAFÍA NAZZARENO ZAMPERLA





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